martes, 27 de octubre de 2009

Telegrama informativo. Agenda de la semana del 26 al 31.



Esta mañana parecía sacada de una peli del señor de los anillos: de tanta niebla que había, creía tener que llegar hasta la facultad en traje de buzo. Me he topado con una señora con guante blanco (¿ladrona evidente o muy fan de Jackson?); y con otra amante de los gatos, característica por levantarse a las 8 de la mañana e ir a la universidad con una bolsa del mercadona repleta de comida gatuna. Tengo que llamar al dentista para concretar el seguimiento del juicio que se me asoma por las encías (reboso inteligencia). Importante llamar a los del seguro ya; importante por dos arreglarme el coche para volver al rol de conductora de pokeballs que antaño poseía (para los que todavía no lo conozcáis, mi coche se llama Pokeball). Se comenta disfrazarnos de uvas para Halloween. Es posible que quedemos o el viernes o el sábado para ir a comprar globos verdes y celo. Ya he entregado por fin los trabajos del postgrado; “antes del día 26” se convirtió en un “el mismo día 26” y ahora estamos todos en ascuas porque no sabemos si lo aceptarán. Fue muy divertido quedar virtualmente para hacer un trabajo (chica moderna). Hemos movilizado a los alumnos del Máster para ir a correr por la uni mañana a las 20 horas. Cada día voy a hacer experimentos con ratones que se mojan en una bañerita del estilo bebé y tienen que encontrar una plataforma; les damos como pista una clave visual (disco de color), pero la mayoría no están aprendiendo nada y hay uno que se está volviendo medio loco. El tío no para de proponerme planes y yo no paro de proponerle excusas, que no son excusas sino verdades porque mi jornada diaria va des de las 8.30 a 20 horas. Hoy empiezo a hacerle terapia psicológica a una niña con TDAH sin hache, depresión y trastorno negativista desafiante. Y estoy yo más nerviosa que la niña que sale a tocar el clarinete en la banda del colegio.


Qué de vida, la de hacer muchas cosas sin coche.


P.D: Finalmente tengo mi frikigadget. Auriculares de mariquita, para que todo el tren te envidie.



jueves, 22 de octubre de 2009

Coffee! The brain doesn't work without coffee!


Ayer viví un chiste en primera persona.


Resulta que iban un xileno, un bogotano, una murciana, tres catalanes, una alemana-americana, un ruso tímido y su hermano a una cena de Máster… y resulta que aquí se acaba la gracia del chiste (ahora sólo queda reíros de mi por compasión a mi poca gracia inventando chistes).


Estoy viviendo últimamente algo que no pasaba desde primaria. Esos grupos que se formaban e iban de colonias (también llamado, “viaje que se realiza en una casa muy grande y se llega a ella con autocar”), donde los niños se compraban chuches, se ponían una gorra obligada, pasaban un cassete desde atrás (fila de los malotes) hasta delante (fila de los freakis, o de los mareones) para que el Señor Conductor le diera al play, se cantaban canciones de Babor y Estribor y se intentaba ligar con el guapo de la clase. Pues igual, pero con diversidad cultural. Y vaya diversidad.


Primero el recorrido de la uni al comedero (o cenadero) en cuestión. Qué de risas en el coche del psicólogo-comunicólogoaudiovisual. Y es que el usb que me traía en el coche era digno de fiest-on (como él dice): Spice, laura pausini, Pont Aeri, Carlos Baute, Michael Jackson, Safri Duo… y un montón de remixes que ya seguro os debéis haber hecho a la idea (¿algun plan sobre cómo robarle el usb?). Unida con la murciana-compañera de baile y cantante, y codirigidos por el bogotano (de Bogotá), también llamado EL ÚLTIMO SUPERVIVIENTE, porque se dedica a cortarse callos en clase con una navaja que tiene (que acopla una luz láser, tijeras, boli y lima, porque uno no sabe qué se puede encontrar en esta vida), hacer ceniceros con ésta y conectarse con el portátil en clase. Para que os hagáis una idea, al tío se le quedaron los dedos enganchados en el maletero del coche y el hombre se partía el culo. Pero partía, eh. Y con una calma propia de estupefaciente. Que fui yo a abrirle el maletero y estaba más nerviosa que él. “Seguro que también has matado a un camello y bebido agua de la joroba”, “tío, ¿hay algo que no te haya pasado a ti?”, le decía el psicólogo-comunicólogo durante la cena.


Porque la cena, vaya tela también. Se decidió ir de viaje a Amsterdam en uno de los puentes de diciembre que tenemos. Así, con la amistad de tres semanas, ya como si nos conociéramos de toda la vida…


Qué de hermoso, el tema grupal.



Teniendo en cuenta de que la alemana-americana vamos a hacer un intercambio idiomático, vamos a ir practicando:

trip

a person who is really funny in a crazy way

Damn, boy, you are a trip.


P.D: El bogotano-superviviente me ha traído una cajita de caramelitos mentolados para después del café, por lo bien que me porté con él ayudándolo desde la secretaría... o eso dice. ¿Véis como actualizo en horas que no tocan pero cumplo con mi trabajo? ¿Véeeis?

domingo, 18 de octubre de 2009

You'd better be talking about my hairstyle, sweety


No voy a ponerme a hacer una tesis sobre mi pelo, que podría, porque ya estoy cansada de escucharme decir “se me cae el pelo, me voy a quedar calva, yo creo que es estrés, tengo que ir al médico, ya-ya-lo-sé-es-que-no-tengo-tiempo”.

Pero ya hecha la introducción, diré que por fin el viernes me armé de valor y decidí ir a la peluquería. Y durante ese día me di cuenta de que el ser humano es tonto y ya está: ¿por qué odias tu pelo y de repente debes ir a cortártelo y ese mismísimo día crees que es un error, que en realidad te queda preciosa esa melena larga (y alopécica) (inciso: soy de las típicas que exagera UN MONTÓN)? Y te pasas el día mirándote y corroborando lo bonito que es y la locura que vas a cometer. Ese día, que me dio por pensar, también me acordé de lo graciosos que somos cuando salimos del saloon: ¿por qué parece que tengamos las cervicales contracturadas, sin querer mover ni siquiera las pestañas, por si eso nos hace despeinar? Y… qué gustete da ir mirándose por cada espejo de la calle, ¿verdad? Aprovechas hasta el reflejo de los coches…

Llegas a la peluquería cagao perdido. Lo primero que intentas hacer es asegurarte de que la peluquera te entienda. Mi técnica es, antes de que me mojen la cabellera cual pollo, enseñar con mucho arte creativo, cómo quiero exactamente que me lo deje. “Lo quiero así (cojo un mechón y me lo pongo a modo flequillo, ladeado)…jeje (risa de “me he dado cuenta de lo que hago es patético”)… y luego bueno más bien corto, como por aquí (te das cuenta que ni tú misma tenías claro cómo querías el corte)… vamos, ni muy corto ni muy largo (di que sí, qué bien te explicas)… PERO ES QUE CLARO (ya está, tenía que sacar la teoría paranoica), he pensado que si se me cae el pelo y me sale una clapa, pues igual este peinado no es muy acertado…” “a ver, deja que te mire (postura al estilo madre-mirando piojos al hijo)…¡pero si no tienes ni una! No mujer, que te va a quedar bien…” “y otra cosa… no… que… si podrías hacerlo con mucho cuidadito, que soy virgen de alopecia”.


El resto ya fue bien. Hercúleo porque fui con mi bebito cual maruja total, y se portó muy bien. Tan bien que desde el momento en el que la artista de los pelos me hijo el masaje en la bañera para cabezas, le cogió la narcolepsia dando cabezazos… para acabar dormidito en el carrito, posteriormente a zamparse la bolsita de ositos azucarados de la peluquera.

Y quién me mandó a mí hablarle de la evolución a la trabajadora…

martes, 13 de octubre de 2009

The point of the exercise is not to explain, but to respond. Okay? Children can do this


Ahora que ya he terminado aquel cursoquedijequecontaríaperoquenoharéporqueahorapasoaotrosasuntosymepilláisconunospelosquequé, os voy a contar mi presente.

Resulta que ahora estoy de (mirada entre atractiva e interesante) FASE EXPERIMENTAL (y ahora me callo y dejo que reine el silencio, con sus bolas del lejano oeste y su todo).

Para que os hagáis una idea, la maxiprueba de hoy consistía en, a grandes rasgos, meter a los ratones en un gimnasio y ver quién era el más chulo. Para ello, hemos requerido de un tapizado negro, una percha colgada de un palo con celo, y dos barras paralelas gimnastas, una de madera y forma plana, para los light, y otra de metal y redonda, para los machotes.

Y ahí estábamos los dos experimentadores, con nuestras carpetitas y nuestros cronos, en un laboratorio gimnasta. Que ríete tú, pero a uno le cogen ganas de colgarse de una percha (nooo, que aún no he contado para qué servía) (vale, pues lo cuento).

La gymkhana (el word me lo ha corregido así y no he querido tocarlo) empezaba colgando al ratón de la cola, cual atracción de feria. Y, en 6 segundos, teníamos que bajarlos hasta que fueran tan listos que pusieran las manos en lugar de la nariz, ergo cara, ergo bofetón. Una vez los mareabas tres veces (¡y sin biodramina!), pasabas al elemento de las barras. Y ahí teníais al ratón, agarrado al palo de madera, preparado para hacerse sus carreras en un miniespacio digno de circo. Aunque el más sado era el metálico, tan redondito él, sin poder agarrarse. Más de un CLEC se ha oído, cuando el típico ratón torpe perdía un poco el oremus. Y tú mirando para el lado pensando, si no será para tanto… mira los chinos de humor amarillo, que les hacen de todo y no se quejan… Aunque luego te acuerdas de que muchos van con casco, y te planteas si esa caída es muy traumática o los proteccionistas nos la aceptarían. Pero si es que uno es torpe, es torpe y ya está. Que te llega el típico ratón viejo, con su pata pa’l lao, con su ojo cerrao, y con su tembleque y ya te lo ves venir, que sonará el CLEC (además es que suena así: clec; no plas ni puf. CLEC).

Cuando ya los has dejado hacer el gimnasta un rato, los cuelgas de la percha. Así de literal. Cual morcilla. Y los tíos hay que verlos, haciéndose los dignos agarrados con todas las patas que puedan tener (algunos desarrollan nuevas ahí mismo, lo que es la adaptación), cuando tú ya vas mirando el crono pensando “ya te puedes haber traído el paracaídas porque…”. Y más de un gracioso puede pensar “¿y también se ponen a hacer un ejercicio gimnasta y dan vueltas?”. PUES SÍ. DAN VUELTAS, señores. Que se ha de ser atrevido, por dios. Cógete bien que te vas a comer el suelo y esta vez no estarás cogido por la cola… Y dale, ellos erre que erre. Luego estan los otros que les entra el giñe, se paralizan y dejan la pierna tiesa con una postura digna de contorsionista, agarrándose sólo del pelo del dedo meñique, por decir algo.

Pero el mejor, el mejor ha sido el que se ha quedado en la percha de pie, con una pata en el ángulo de 45º y la otra en el horizontal. Que sólo le faltaba arremangarse el tejano y decir alguna chunguería. Hay que ver cómo se lo tienen de creído estos musculitos, eh…


Qué de vida, la del ejercicio.