jueves, 11 de marzo de 2010

Farting in the library


Señor en la vejez que se levanta y pasea por la biblioteca con la serenata de un pedo de seis segundos acompañándole el ritmo. Ratones que hacen trenecitos y se violan sin compasión. Ratazas de casi 900 gramos. Mails que me llegan a la secretaría con el asunto de “Incremento en la longitud del pene de 1-3 pulgadas”, y cuerpo de “Una vez que comience con las pildoras ***, estamos completamente seguros que se va a sentir mucho mejor y seguro de si mismo. No necesita seguir siendo conciente se su pequena hombria, o preocuparse de ser el hazmerreir de los demas.”



Pobre taxista, tener que llegar a este punto... (hazle un click)



LA SOCIEDAD ESTÁ DESMELENADA.



Y yo esta tarde voy a hacer un cásting de “patinadoras que llevan bandejas de donuts”… y no es broma.




Qué de vida, la del desmeleno.


lunes, 8 de marzo de 2010

Let it snow, let it snow, let it snow


He mandado a los renos a escribir este post, mientras yo bajaba al super a comprar turrones. Y es que...¡¡vuelve la navidad!! (ahora los renos aplauden con las orejas, de felicidad)... Siempre me decían, ¿para qué quieres unos renos en casa? Veis, pues por si nieva, listos. Total, que soy la más chula del barrio con mis renos, pero los mantengo ocultos, por si me ven los policías de Papá Noel. Ya sabéis que es ilegal tenerlos en casa sin licencia.

¿Y diréis, a qué viene esto de los renos? Hoy, desde el momento en el que nos han desalojado de la universidad por las nevadas, ya he pensado que todo lo que fuera surrealista valía. Incluso he intentado matar un jabalí al volver a casa (no ha funcionado: el paraguas no era suficientemente bueno como arma... y tampoco he encontrado muchos jabalíes por la calle).


Al llegar al ferrocarril, estábamos todos apelotonados cual Pelotazos en bolsa Matutano (aunque este blog no tenga muchas visitas, ya sabéis que promociono muchas marcas y así es como me gano la vida). Y entonces es cuando ha aparecido La Voz (no era de mi cabeza; era real): "recordad, si el vagón descarrila...". ¡¡WOW, SI EL VAGÓN DESCARRILA, bien descarrilador será!!, he pensado. Y luego me he dicho, "vamos a ver, Sandra, ¿tú que harías si al vagón le diera por volverse Dragon Khan?". ¡Ajá!, opciones:

a) Tirarme al suelo y hacerme una pelota, muy efectivo hacerlo debajo de un asiento. Pero rápidamente me he dicho que no, que sólo me buscaba morir aplastada por algo o alguien. Pero era un buen inicio, así que me he dado un refuerzo positivo: me he palmeado la espalda mentalmente.
b) Fijarte en la rotación y andar con el tren como si fuera la típica atracción cilíndrica de feria que va dando vueltas. Luego he pensado en las estanterías, en el gentío, en las sillas, y me he dicho, no, mejor me quedo quieta, mucho mejor.
c) Y ahora viene la buena: cogerme a la silla como si viniera equipada de nacimiento con ella. Hemos soportado atracciones de parques americanos, no vamos a soportar cuatro tumbos en un trenecito. "¡Bien!, si me pasa ahora ya estoy preparada".

Y vosotros, ¿qué haríais ante tren-que-descarrila?


Qué de vida, la del nevado.



P.D: mañana me fabrico unos patines con botas y cuchillos y me voy patinando hasta el trabajo.

viernes, 5 de marzo de 2010

Mad Mix machine

Yo de pequeña siempre tuve el antojo de un Emilio. Ese cacharro pseudodomótico que no hacía, probablemente, nada más que llevarte la cocacola a la cocina (y chocando contra las paredes y atropellando al perro, ya me supongo). Pero era un robot. ¿Y qué había mejor que tener una mascota electrónica que no se hiciera ni pipí ni popó y encima no se pusiera gordote de comer todas las sobras?



Pues resulta que he tenido que esperar (un espacio de anuncios para que pueda hacer el cálculo de “cuántos años hace que tenía siete años”) (ok, ya) 15 años para tener un Emilio, ¡¡que encima habla y es muy mono!!


Os pondré en situación. Ayer, tras ver una media de 4 capítulos de Cocó (o Pocoyo), una vez terminado mi plato de comida, Bebito, muy agudo él, se percató de ello. Dijo algo así como (feo, muy feo, en español) “yata” (a lo que yo respondí un corrector, “no more, that’s it”) Y ENTONCES OCURRIÓ. Me quitó el plato, se las apañó como pudo el pobre para escapar de entre las sábanas y bajar de la cama, LLEGAR HASTA LA COCINA E INTENTAR DEJAR EL PLATO EN LA PICA (intentar, porque el pobre no llega).



¿¿¿Podría ser más mono???

No.




Qué de vida, la de los bebitos que te sorprenden

miércoles, 3 de marzo de 2010

Go and take the elephant


(Bebito with no toys on his stroller)

- Why don’t you take the Elephant? Come on sweety. GO AND TAKE THE ELEPHANT.

(2 minutes after…)

- OOOOOOOOOOOOH HAHAHAHAHAHAHAHAHA

(POL TOOK THE ELEPHAAAAAAAAAAAAANT!)



01 de marzo, lunes; el día en el que le dije una frase en inglés a bebito y LA ENTENDIÓ. Podéis apuntar la fecha en vuestra agenda y/o diario personal.



P.D: Esta mañana no la he podido empezar mejor. Por favor, atención a lo que me han mandado:

lunes, 1 de marzo de 2010

Tell me, princess, now when did you last let your heart decide?

Sábado, 27 de febrero

Nos teletransportamos a Lérida, rebotando con un alien en la carretera que hizo a mi padre tener que salir con el chalequito color subrayador amarillo. Llegamos y le damos mil mimitos a la bisabuela más mona de todas. Vamos al “concurso de carnaval del pueblo”. Ese que tu piensas, “vamos a ver cómo hacen el ridículo estos”. Y una vez llegas a la zona X, tienes que callar. No habré visto jamás un personal tan motivado. La idea es que las familias o collas de amigos se reunen para hacer carrozas arrastradas por TRACTORES (siempre dejando claro su lugar de origen). Las temáticas iban de Barbie (con un coche tuneado que les habría costado más de 100 euros la broma; Barbie embarazada es uno de los entes que podíamos encontrar en el grupo), Drag Queen (buenísimo… tuve que subir para hacerme una foto con ellos, y sus movimientos; esos bolsos plastificados que me llevaban…), Las Sirenitas (que implica que TODO el grupo iba de sirenita, incluidos TRES MACHOS sirenos, con su peluca y sus pechos de concha), los egipcios (estos me gustaron por el conductor, un viejito muy muy gordito y motivado que iba haciendo pasos de egipcio mientras conducía). También encontramos a dos disfrazados de vino tinto, Hello Kitty (realmente aterradoras), un cactus (me hizo demasiado gracia), un niño que iba de viejo y caminaba lentamente y jorobado (premio al mejor actor revelación), entre muchos otros. Bebito, tan pesado él con el “Barca” (Barça), pudo hacerse una foto con un maldito jugador ficticio. Hay que ver lo que tiene este niño con el futbol y la titita (pelotita).



Por la tarde, mientras esperaba esa entrada al mundo de las princesas, pude ver a luz del día qué tipo de público mayoritario había en la sala, esto es: NIÑAS vestidas de PRINCESA (jolín… y yo qué…), con sus padres, madres y otros compañeros. Justo llegar ya me topé con un grupito de cuatroañeras que chillaban histéricas PRINCEEESAS, PRINCEEESAS (y yo les hacía los coros mentalmente, con ganas de ponerme a dar saltitos como Heidy por toda la esplanada). También había las típicas parejas, en las que la chica arrastra y amenaza al novio por llevarlas. PUNTO. No había ningún tipo de público más. Te sientes tan marginado…

(Nota I: fue precioso pero por dios, que no me hagan más simples en un show, unos patinadores mundiales…)

(Nota II: por favor, madres, no dejéis a vuestras hijas de más de 7 años, sobretodo si la niña es muy grandota, que se pongan los trajes Disney... De pijamita, ¡que queda muy mono!, pero así así en público...)



Domingo, 28 de febrero

Me levanto a las 07.30, preparada para ir al Montseny con mi grupo de intrépidos amigos montañistas del Máster. Cuatro idiotas en un coche, empezando a las 8 horas a reir y parando a las 17.30 horas de la tarde. Qué dolor de abdominal. Yo no sabía que un paseo de mil horas por la montaña me iba a dar tanta risa. Momentos:


Encontrar palos y apalizar la nieve con ellos. Buscar personajes (tú eres John Locke, yo soy Kate porque así me lio con Sawyer –spoiler-, tú eres Doraemon porque… ¡porque mira que llevas cosas en la mochila! Y tú eres Dark Veider). Ver como F. saca una barra de pan y se la come tal cual para desayunar. Llegar a la primera cumbre y ver como F. saca UNA BOTELLA DE VINO y un vasito, para que brindásemos. A J. se le peta un Boli y le hacemos la coña del anticongelante. Va dejando marcas allá donde va, el muy Hansel. Nos cogemos de las manos y nos tiramos por una bajada llena de nieve hasta que nos caemos y empezamos a lanzar bolas de nieve. Encontramos un tronco y J. y Kate, osease yo, hacemos una lucha de palos, totalmente grabada para la posteridad. J. se cae mil veces y yo me río sonoramente en un 50% de ellas, y el otro 50% me lo guardo para mi interior. “Esto es difícil… mira, te voy a explicar una historia: era un montañista profesional que cayó y se rompió las vértebras y…”, “F., ¿me tienes que contar esto… AHORA?? Hombre sube a la segunda cuesta. Hombre se cae. Tortazo descomunalmente ridículo. “¿Estás bien?”, le dice la novia. “Sí”, y seguidamente suelta un infantil “AAAAAU”. No me puedo aguantar la risa. Me rio a modo tembleque. F. lo nota y se tira parte de su agua encima para que pudiera reir tranquila. Son muchas las veces que imito a Gandalf y sus “parte sin demora”. Bajamos usando el culo de trineo. “No debemos perder altitud”… “F., ¡¡pero si tenemos que bajar!!”. F. se duerme en el coche y no paramos de hacerle fotos y vídeos.



Qué de vida, la de los findes ajetreados