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lunes, 11 de enero de 2010

The shape of things to come

Hoy me he levantado con resaca de dormir-5-horas. Me he dado cuenta de que me hago mayor. No por eso, sino por que he mirado la previsión del tiempo.


Hecha la introducción, diré que, pese a posibles resacas REM, me encanta el despertar. Hay dos tipos de personas, las que son encantadoras por la mañana y las que no. Y yo pertenezco al selecto grupo inicial. ¡Y qué gusto!


Para mi levantarme es como, pese a sonar altamente diabético, empezar de nuevo. Con energía. Porque cada día puedes cambiar lo que te propongas. Y así doy pie con bola, con ganas de hacerlo especial. ¡Cada día puedes toparte con algo que te dé un giro de los grados que sean!



Y el ritual, qué decir de él. Esta mañana me he levantado y me he mirado en el espejo, eso lo primero. He pensado, “vaya resaca”, pero luego, mirando bien, me he dado cuenta de aquello que ya me han dicho algunas veces, “las chicas por la mañana estáis preciosas”. Y sí, es verdad. Es una belleza un tanto bizarra, pero pura.


Acto seguido he ido a por mi mini-taza de cereales con leche, que más bien hoy ha sido papilla de cereales con 2 dedos de leche, porque otra cosa no quedaba. Enfundada en mi bata de maruja rosa, he corrido a taparme hacia la cama, con mi mini-taza, y me he puesto a leer El Mueble (cómo no me dará vergüenza publicar ciertas cosas en este espacio virtual…). Me he preparado café y lo he vertido en mi nueva taza del estarbacs (no haré publicidad gratuitamente, por muy fan que sea) (aquí tengo que confesar que mis menesteres de secretaria han roto totalmente la trama de este escrito, así que me veo incapaz de seguir con la misma intensidad de sentimiento con la que venía).


La idea que sí recuerdo que quería contar es que esta mañana andaba (y ando) feliz. Agarrada a mi termo, con esa sonrisita boba, tapada hasta el tálamo, cogiendo el periódico del día, analizando la dulzura del café con leche, palpando los ingredientes con la lengua, aplastándolos al paladar, mirando a los transeúntes del lugar, notando el calor del ferrocarril…



Buenos días



Learning English with Sandra:

mornin' beutiful

when you know she is truely beautiful, when you wake up next to her & she has no make up on & messy hair n you still think shes beutiful.

"when i saw gemma this morning, she was mornin' beutiful"



Duda importante de ayer:

¿Hay alguna persona que sea capaz de depilarse con cera y no dejar mocos de cera en un perímetro razonable allá donde se haya depilado? ¿POR QUÉ CERA Y LIMPIEZA NO SON COMPATIBLES?

miércoles, 9 de septiembre de 2009

The one who lost her slipper at the ball last night


Yo me levanto por la mañana y es como ponerle el play a Cenicienta.

No es que me aparezcan pájaros (gracias a dios), ni que me laven unos ratones (no, por suerte), ni que me ponga a canturrear cual princesa Disney (lástima). Es por aquella cara boba de felicidad incomprendida. ¿Es porque voy a desayunar? ¿Es por ese bol inconfundiblemente de flores negras en el borde, repletito de cereales crujientes de asquerosos dos coma cuarenta y pico euros, sumergidos graciosamente en leche desnatada a temperatura de 13 grados? Puede ser. Pero diré que no porque queda muy superficial y poco filosófico (lo intelectual se lleva).


Últimamente llevo estilando la moda de dormir con un bebé. No hace falta robarlo a la vecina, es que yo tengo uno (bueno, mi madre). Y, cuando llegan las 23.00 ya puedo empezar a planear el secuestro.


  1. El bebé tiene que estar muy mono, cual osito de peluche altamente achuchable. Para este punto no hace falta mucho, puesto que ayer estaba repleto de tomate con queso e igualmente lo taché de adorable (ya ves tú, quién iba a estar hermoso emulando a un plato de spaguettis).
  2. El bebé debe llevar un chupete para que el acto de dormir se realice de forma sencilla. No llevarlo consigo puede acarrear consecuencias como ataques de risa inaguantables por parte del feto, mover la pata cual estereotipia y que le dé el ataque de risa inaguantable al adulto, conducta motora sobreactivada por parte de ambos, sueño post-noche al trabajador de turno, que también suele ser el adulto.
  3. Concienciarse de que se va a dormir con un bebé para: a) evitar las escapadas nocturnas al Roca sin previa muralla de almohada que le impida al bebé el paso de croqueta improvisada hacia el suelo; b) evitar movimientos bruscos que puedan aplastar al minicuerpo infantil en la macrocama adulta; c) asegurarse de que, al día siguiente, no se ha dado a la fuga.

Y la parte del día siguiente es la mejor. Porque, aunque hayas pensado en el punto 3 thoroughly, por la mañana no lo recuerdas (maldito sueño REM). ¡Y es como ser un pez, que al cabo de 1’5 segundos olvidan! Para ti todo es nuevo, y te levantas con la sonrisa de oreja a oreja al ver al menudito con esa postura tan azucarada, esos bracitos rechonchitos, esos mofletes suaves que buscan besitos incontrolados…


Después de eso, activo el metabolismo con comida durante 20 minutos (comer dos raciones de cereales conlleva su tiempo) y posteriormente me maldigo por tener sólo 10 minutos para arreglarme. Y no aprendo.

Aunque luego, antes de las 8.30 (mérito) ya estoy sentada en la silla donde me encuentro ahora, preparada para decir aquello de “hola, secretaria dels cursos a distància, bon dia”.


Qué vida, la de los despertares.


P.D: Este año, quiero preparar Halloween y disfrazar a bebito de algo de Martha Steward.