miércoles, 9 de septiembre de 2009

The one who lost her slipper at the ball last night


Yo me levanto por la mañana y es como ponerle el play a Cenicienta.

No es que me aparezcan pájaros (gracias a dios), ni que me laven unos ratones (no, por suerte), ni que me ponga a canturrear cual princesa Disney (lástima). Es por aquella cara boba de felicidad incomprendida. ¿Es porque voy a desayunar? ¿Es por ese bol inconfundiblemente de flores negras en el borde, repletito de cereales crujientes de asquerosos dos coma cuarenta y pico euros, sumergidos graciosamente en leche desnatada a temperatura de 13 grados? Puede ser. Pero diré que no porque queda muy superficial y poco filosófico (lo intelectual se lleva).


Últimamente llevo estilando la moda de dormir con un bebé. No hace falta robarlo a la vecina, es que yo tengo uno (bueno, mi madre). Y, cuando llegan las 23.00 ya puedo empezar a planear el secuestro.


  1. El bebé tiene que estar muy mono, cual osito de peluche altamente achuchable. Para este punto no hace falta mucho, puesto que ayer estaba repleto de tomate con queso e igualmente lo taché de adorable (ya ves tú, quién iba a estar hermoso emulando a un plato de spaguettis).
  2. El bebé debe llevar un chupete para que el acto de dormir se realice de forma sencilla. No llevarlo consigo puede acarrear consecuencias como ataques de risa inaguantables por parte del feto, mover la pata cual estereotipia y que le dé el ataque de risa inaguantable al adulto, conducta motora sobreactivada por parte de ambos, sueño post-noche al trabajador de turno, que también suele ser el adulto.
  3. Concienciarse de que se va a dormir con un bebé para: a) evitar las escapadas nocturnas al Roca sin previa muralla de almohada que le impida al bebé el paso de croqueta improvisada hacia el suelo; b) evitar movimientos bruscos que puedan aplastar al minicuerpo infantil en la macrocama adulta; c) asegurarse de que, al día siguiente, no se ha dado a la fuga.

Y la parte del día siguiente es la mejor. Porque, aunque hayas pensado en el punto 3 thoroughly, por la mañana no lo recuerdas (maldito sueño REM). ¡Y es como ser un pez, que al cabo de 1’5 segundos olvidan! Para ti todo es nuevo, y te levantas con la sonrisa de oreja a oreja al ver al menudito con esa postura tan azucarada, esos bracitos rechonchitos, esos mofletes suaves que buscan besitos incontrolados…


Después de eso, activo el metabolismo con comida durante 20 minutos (comer dos raciones de cereales conlleva su tiempo) y posteriormente me maldigo por tener sólo 10 minutos para arreglarme. Y no aprendo.

Aunque luego, antes de las 8.30 (mérito) ya estoy sentada en la silla donde me encuentro ahora, preparada para decir aquello de “hola, secretaria dels cursos a distància, bon dia”.


Qué vida, la de los despertares.


P.D: Este año, quiero preparar Halloween y disfrazar a bebito de algo de Martha Steward.

1 comentario:

  1. Por favor, ¡cómo no me iba a acordar de ti!
    Bueno vale, admito que al ver el comentario firmado por un nick absolutamente desconocido para mí hasta el momento, he sido invadido levemente por unos sudores fríos, pero ha sido abrir el perfil, ver la dirección de tu blog antiguo, y asunto arreglao.

    Me alegro de que vuelvas, yo también ;)

    Dicho esto, y como el post tiene un tono tan "Disney", me veo obligado a romperlo un poco y a meter cizaña... ¿cómo puedes comerte los cereales con leche desnatada? ¡Es una estafa de líquido! ¡No es leche! ¡Es agua blanca!

    Que sí, que a mi no me engañan.

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