jueves, 17 de diciembre de 2009

46. Remember actions speak louder than words.


¡¡Ayer celebramos la navidad entre compañeros de Máster!!


Qué grupazo. Somos el típico grupo que lo ves y te da la urticaria de lo unidos que están. Siempre había permanecido al otro lado de la valla, la valla de los que critican, pero ahora que me siento protagonista de él, tengo mi gozo en un pozo.


Total, que no podía faltar que nos fuéramos de cena navideña. ¿Y dónde? A un chino en toda regla. Dí que sí. Pero chino-chino eh. Que me sentí hasta discriminada, porque la fauna era autóctona pura homozigota. Con películas de chino que no las dan ni en el canal más Cosmopolitan. Tipo Ninja y artes marciales. Y qué decir del menú. Porque a ver, un momento, ésa es otra: un chino que va a atraer a los clientes españoles debería poner “MENÚ BÁSICO: tallarines, arroz frito tres delicias, rollitos de primavera, ternera con setas y pollo con almendras. PUNTO. Pa’que más. Bueno, y de postre incluso puede poner el típico coco de helado que vale más que un plato. PUNTO”. Pues no. En éste se notaba la calidad: todo estaba en chino, entendido para chinos, y con traducciones confusas. Incluso el cartel para ir al lavabo era internacionalmente chino. Y qué de risas.


Nos pedimos platos para compartir, que eso siempre me ha parecido muy romántico. Luego acabas cogiendo también de los platos vecinos, o regalando tus sobras. Somos mucho de la hermandad.


Recuerdo el momento en el que propuse cantar villancicos y ahí estábamos los 12, agarrados y moviéndonos cual ola marina, de un lado a otro, a son de peromiracomobebenlospecesenelrío. Por no contaros que luego hicimos la versión instrumental y cogimos la pandereta (un plato), el instrumento que se rasca y del que claramente no sé el nombre (un palillo chino y una botella, fregando el contorno de la botella), y una zambomba (éste era el mío, metiendo y sacando el palillo de la botella). Algún que otro se hizo la batería con los palillos y lo que buenamente pillara.


Hablando de palillos: qué moral trayéndonos SÓLO palillos. Tuvimos que practicar momentos previos a la comida, pasándonos un limón y una servilleta, entre todos. Aunque luego ya se sabe que la supervivencia te hace avanzar como sea. Y, cuando el hambre acecha, te transforma. Los J. cogieron los palillos como si fueran tijeras, y J. hubo un momento (que sólo yo pude presenciar) en el que, del arrebato de coger la comida como fuera, se llevó todo el palillo a la boca, como si fuera arroz (así explicado queda muy absurdo, pero me estuve riendo durante mucho rato).


Y por cierto, os interesará (uy, muchísimo, sin duda) saber que el martes que viene tengo una comida navideña pija, con médicos importantes bla bla, científicos importantes bla bla, y gente del departamento de psiquiatría médica. Me siento como una princesa convertida que viene del barrio pobre y no sabe usar los cubiertos. Éste restaurante, y yo con estos pelos.






Qué de vida, la de ver galets de adorno navideño en Barcelona

1 comentario:

  1. Las mejores "cenas de navidad" con los de mi clase han sido sin duda en Chinos (en uno, concretamente) Eran los primeros años, íbamos casi todos, y no veas la que liábamos, hasta cachos de ¿pollo? volando te encontrabas.

    De aquí a un rato me voy a la de este año, después de un par de años sin que sea tan multitudinaria, parece que esta vez nos volvemos a juntar la mayoría... a ver qué pasa (aunque la de hoy no es en "el chino").

    Veo que ya te codeas con la creme de la creme, ¿no? :P

    Entonces, ¿al final encontraste algún galet de estos?

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