jueves, 10 de diciembre de 2009

"Feeling younger: impact of voluntary exercise on cognitive function in SAMP8"

Papá Noel,

Como no puedo esperar a que tú vengas, ya tengo que ir preparando todos los regalos. Ayer, con mi borrachera navideña, empecé a llenar el saco rojo, aunque no con mucho éxito.

El bolso que le vas a comprar a mi madre, se queda en la tienda porque, si aparezco en casa con eso, nos va a pillar el bacalao. El libro para dejar de fumar, para mi padre, quiero que se lo regales porque no he tenido la decencia de prepararle una terapia en condiciones; búscamelo bien porque todavía no me decido. La cocinita para Bebito, resérvala para el fin de semana que viene. Intenta que no te vengan muchos padres a reservar, no vaya a ser que me quede con la de menores prestaciones. Para mi hermano el mediano, a ver si consigues que en Zara la ropa de adolescente sea un poco más grande, que mi hermano no es de la NBA pero tampoco tiene 3 años. Recuerda que mi malévolo plan de intentar vestirlo bien debe funcionar. Luego estoy yo, que uno representa que no debería ver los regalos, pero no me pude resistir. Ayer, aunque tú no lo sepas, me hiciste muchos regalos. Primero (caganero), los mails tan divertidos que mandé por la mañana. Segundo (rey del mundo), lo bien que nos fue con los ratones. Tercero (pistolero), lograr alcanzar con mi muy título de trabajo de Máster, que he pensado que sea "Feeling younger: impact of voluntary exercise on cognitive function in SAMP8" (tengo que matizar, cognitive o "behavior", y ver dónde puedo enchufar la cuestión del género; ¿pero a qué es chanante la coletilla inicial?). Cuarto (lagarto), sacar dinero para el seguro y cambiar el sobrante que venía de Irlanda: todo por recuperar a Pokeball. Quinto (laberinto), llevarme hasta la óptica para que me hiciera con otra caja de gustosas lentillas de usar-y-tirar. Sexto (baloncesto), darme una tarde de compras. Séptimo (aquí se acaba la coletilla), regalarme un conjunto de ropa interior, color negro y textura sedosa, con un círculo de brillantitos en cada tira, y un brillante en la parte central, repetido en la prenda inferior (lo que viene siendo el tanga). Es tan bonito que esta mañana cuando he tenido que estrenarlo (he tenido que hacerlo... no me mires así, Santa) me he visto obligada a posar delante del espejo cual modelo de Woman'secret. Al final, soy la que más pillo. Qué sinvergüenza.






Qué de vida, la del regalo.

1 comentario:

  1. Jajaja, acabas de trasladarme a mi infancia con lo de las coletillas, a cuando teníamos que hacer la fila en el sitio indicado, antes de subir a clase... y sólo en el sitio indicado, nada de invadir el espacio de las otras filas. Al menos en los primeros puestos, porque tenían que parecer ordenadas. Si estabas más atrás, donde el profe no te veía (o eso creías tú) ya podías hacer lo que te daba la gana.

    Lo confieso, no he visto la película en cuestión. Mi cultura cinematográfica deja bastante que desear, soy consciente de ello, pero es que no soy mucho de ponerme a ver pelis, si no hay nadie que me incite a ello.

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