martes, 8 de diciembre de 2009

Adventures. Ireland. Castle. Christmas time. Friends. Too much laugh. No sleeping.


Si tengo que contar todas las aventuras irlandesas, viene megavideo y me limita el número de caracteres. Así que voy a acortar para que podáis leerlo todo sin restricciones lingüísticas.


Subimos al avión. ¡Hay tanta gente que parece una disco! Me toca un gordo en el lado izquierdo y un blanco pelirrojo en el derecho. Ambos irlandeses (hablan con espardeñas en la boca). El Mr.Izquierda ronca con todas sus ganas. Se toma dos cocacolas y unos cacahuetes. El Derecha se toma un chocolate caliente, un muffin (hasta aquí bien) Y UNA cocacola (¡bdecs!). Salimos. Estoy envuelta con tantas capas que sería imposible pasar frío. Aplaudo. Realmente, estoy muy histérica. Saco las chuchitas. Sería nuestra comida comunitaria.


Recogemos los coches. Nos volvemos locos. Chillamos porque nos da miedo ver los coches por la derecha. Ponemos musicote del bueno (Peret, Manolo Escobar, y grandes hits). Ahora entiendo por qué estoy tan terriblemente afónica. Nos perdemos. Nos perdemos bastante. Me toman como traductora oficial y pregunto. Me pongo de copiloto. Y, no os lo perdáis, CONSEGUIMOS LLEGAR.


Albergue I. Lucha por las camas. Vamos de compras. Pizzas para cenar: J. y yo de cocineros. ¡Desastre! Nunca comimos una pizza peor que aquella. Estaba tan mala que me moría de la risa. Aún así, por el hambre de no haber comido, yo creo que incluso devoramos una pizza entera cada uno.


Noche. Después del botellong en el albergue, 8 personas apalancadas en dos literas, vamos a un pub tipiquísimo de película. Bailamos toda la noche bajo música en directo, de violines y canciones irlandesas. Llueve y hay parejas bailando como heidy en la calle, y otras dentro como heavis. “I’m checking out the meat”. La gente es muy fea. Mil fotos. En todas salgo como de borracha. Salimos fuera y decido ponerme el super raincut, que para algo me desplacé hasta el decathlon. Perfecto. Parezco un condón de chicle. Vamos a la disco. Y soy tan imbécil que no me quito el chicle. Lógicamente, me dicen que con esa cutrería me vaya al albergue. Me la quito y parece que soy más potable. Vienen y me dicen que puedo entrar. Gracias, majos.


Recuerdo hacer una foto de un culo. La música era un poco chunga, y se pasaron con el efecto-humo. Eso parecía la comarca de Frodo. Aún así, muuuy divertido. Dormimos. M. cuenta un cuento; nadie la escucha menos yo. Era tarde; y la mañana estaba demasiado cerca. Mi cama tenía mil muelles. Como todas, solo que en ésta los notaba. Duermo igual. MMM, qué bien estaba.


Mañana. Nos duchamos por turnos. S. me deja las chancletas; J.T. me deja la toalla; J. me deja el champú. Muy bien: habéis adivinado, a parte de mis cuatro cacharros, fui una mendiga de lo vital. “J. entra, que verás cómo me estoy duchando”. “¿¿¿Pero estás desnuda???”. “Tú entra”. Y me encuentra de pie fuera de la ducha, envuelta con su toalla, con las chancletas de mil tallas más, y la cabeza, hacia abajo, ya casi saliéndose de mi cuerpo, total para que no me diera el agua HELADA en el cuerpo. Me la pone caliente. Vamos a desayunar.


Tomamos café (¡con hazelnuts!). Vemos paraditas navideñas. Vamos de paseo (pi pi pí). Todo es precioso y me siento en un cuento. Llevo un globo amarillo. Cogemos el coche y nos perdemos perdemos perdemos. Salto la escena.


S. me quita una lentilla. Se siente mal. M. hace de oculista. Llegamos al siguiente albergue. QUÉ ASCO. Qué asco. Qué asco. Vamos a tomar un té. Vamos de paseo. Compramos la cena. Qué asco. Qué asco. Jajajajaja. Salimos de fiesta (como véis, me salto escenas como quiero). De ruta por todos los pubs. Acabamos en una disco. S. me coloca la diadema. Creo que es muy tierno. Me doy cuenta de que no todos son igual. En el lavabo hay una tía vendiendo clips, laca y caramelos. Te da papel para secarte las manos. Me siento como si tuviera un Jefri.


S. me presta su sábana (llevada de casa; eso sí que es preparación) PORQUE la mía tenía ALGO BLANCO, TEXTURA CARTÓN. La cama I tenía una forma voluminosa color excremento. Me cambio de cama hacia la suicida, una litera sin protección en un lado. Rezo por no hacer el ridículo de caer.


Vamos a cepillarnos los dientes en manada, y nadie llevaba llaves para entrar. Follong. Cama. Sueño. Buenos días. Hay un viejo en la habitación que respira tipo orgásmico. "Voy a despertar a Sandra y, en lugar de saludar, me dice, ¿Sabes lo que es levantarte con esto (sonido de orgasmos) y ver a un hombre desnudo en su cama?". Risas. Todo el día de ruta por Dublín. Comemos en un italiano, muy lógico en la línea turista. Tengo frío. S. me da frotes. Muchas fotos. Visita a la fábrica Guiness. "Sandra ha pagado 11 euros para tomar un agua con limón". Es que los limones ahí van caros. Tragos en el bar situado en el edificio más alto de Dublín. Si la luz fuera más tenue y la música más alta, podría pasar de discoteca.


Cenamos sopa de tomate. Nos da asco porque vemos dos cucarachas dentro del microondas. Una corretea por el techo. Nos da la risa (me ha dado mucho la risa, como véis, por lo que ha sido la culpable de mi pérdida de voz -eso y las canciones en el coche, junto los "ooooh, qué bonito"). A uno le da el canguele. S. y yo preparamos los ferrero para J.T. con velas explosivas. M. y J. inflan globos. Es el cumple de J.T. y le cantamos el cumpleaños feliz mientras le tiramos globos a mala leche (altamente recomendable). “Nunca, nunca”. Se habla de una de guarradas importante. Meto el duro dentro del vaso y dejo a todos impresionados (con “todos” también me incluyo). Me voy a dormir. Mil besos. “Sandra no te vayas”. “J.T. por favor ponte la alarma que me duermo”.


Y MOMENTAZO. PORQUE ME DORMÍ Y BIEN DORMIDA. UNA HORA DE RETRASO. J.T. ME ACOMPAÑA CORRIENDO HACIA MI DESTINO. ME QUEDO SOLA. Esto parece Solo en Casa. NADIE PODRÍA HABER CONFIADO EN MÍ. PERO CON UN PAR DE HUEVAZOS DE MARCA CARREFOUR me hice el camino de 4 horas y logré alcanzar mi destino a tiempo. Incluso me dio tiempo a comprarme una revista y chocolatinas de papánoel para los hermanos. “Lo voy a conseguir”, me repetía a las 5 de la mañana. Y, con un poco de fe (y mucho inglés), se hacen milagros.


Qué bien, PERO QUÉ BIEN, me ha ido este viaje.


Qué de vida, la de Irlanda.




1 comentario:

  1. Jajajaja, vaya con la versión resumida. Con tanta información junta se me acaban olvidando las cosas que quería comentar (ole mi memoria a corto plazo... o mi memoria, así, a secas).
    No sé, quería pedirte detalles sobre cómo es posible hacer mal una pizza, sobre las marranadas que te encontraste en el segundo albergue... Luego hay otros elementos sobre los que creo que prefiero no saber más, como lo de la foto de un culo...

    Tema adolescentes y sus preguntas: la verdad es que yo me partía de risa ahí en medio, directamente.

    En la charla en la que salieron la mayoría de preguntas raras a los profesores les dio por dejarnos solos con los chavales... y claro, eso tratándose de mí es un peligro, no se me puede dejar "sin vigilancia". Porque a ver, en tu opinión de experta: expresiones como "fumar como carreteros" o "follar como conejos", se supone que los conferenciantes serios no las utilizan, ¿no? Bien se lo pasaron, eso seguro...

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